Aceleración y resonancia

—Elena, necesito de tu sabiduría. Creo que me ayudaría enormemente hablar contigo para pelotear unas ideas.

El miércoles escribí a mi amiga Elena. Al día siguiente nos reunimos y estuve rayándole la cabeza durante casi dos horas. Te aseguro que no hay cantidad de pizza suficiente que compense tal esfuerzo cognitivo. Una santa, Elena. Con una newsletter maravillosa si buscas claridad mental y no tienes el lujo de poder hablar con ella.

Esa tarde estuvimos comentando proyectos, ideas y negocios. Y esta newsletter también, claro. ¿Qué sentido tiene? ¿De qué trata? ¿Cómo va a querer leerme la gente si no defino un tema claro? Llegué a algunas conclusiones, como que no era la temática la que acotaba sobre qué escribir, sino mi manera de entender esos temasmuchas veces contraria a la opinión general. Mi manera de ver el emprendimiento como una herramienta para lograr libertad y realización personal, no fama y dinero. Mi manera de relacionarme con la tecnología para que mejore mi vida, no para que la absorba. O mi manera de viajar lento y cultivando el arte de perderse.

El nombre, La vida sin oficina, deja de ser importante. Tan solo es un reflejo de lo que narro: la vida observada por alguien que un día decidió coger una mochila, abandonar su carrera como arquitecto y no volver a pisar una oficina. El resto es simple consecuencia y este el diario donde lo comparto.

Pero hoy no quería hablarte de esto, sino de un nombre que sacó Elena durante nuestra conversación y con el que llevo horas obsesionado: Hartmut Rosa.

El problema: Aceleración

Hartmut Rosa es un filósofo y sociólogo alemán conocido por su teoría de aceleración social. Según él, vivimos en una sociedad caracterizada por una aceleración constante en tres dimensiones:

☝️ Aceleración técnica. Es el aumento de la velocidad con la que se desarrollan tecnologías, transportes, comunicaciones, etc. Por ejemplo: enviar un mensaje de WhatsApp en lugar de escribir una carta.

✌️ Aceleración del cambio social. Las estructuras sociales (trabajo, familia, valores) cambian más rápidamente que antes y esto genera una sensación de inestabilidad e incertidumbre permanente. Por ejemplo: la adaptación laboral que ha forzado la llegada de la IA.

Aceleración del ritmo de vida. Es la percepción subjetiva de tener que hacer más cosas en menos tiempo, lo que lleva a una constante sensación de falta de tiempo. Lo que te pasa cuando abres Twitter/X y ves que todo el mundo está haciendo cosas todo el tiempo y tú tienes la sensación de que no avanzas lo suficientemente rápido.

Rosa critica la idea moderna de que más velocidad implica más libertad o más realización. Aceleramos no porque queramos, sino porque no podemos dejar de hacerlo: si te paras, te quedas atrás. Es una lógica sistémica que impulsa el capitalismo moderno, la competencia y la eficiencia.

Entonces, ¿qué hacemos? Introducing

La respuesta: Resonancia

Frente al problema de la aceleración, a una vida cada vez más rápida, instrumental y alienante, Rosa propone buscar experiencias de resonancia como forma de reconectar con el mundo y vivir con sentido.

La resonancia para Hartmut Rosa es una relación vibrante, significativa y transformadora entre una persona y algo del mundo (una idea, una persona, un paisaje, una canción, una actividad…). No se trata solo de estar presente, sino de sentirse afectado y de responder activamente a lo que nos afecta.

Estas serían, por darte algunos ejemplos, algunas de las experiencias resonantes que he vivido últimamente:

  • Estar cuidando de mi hijo y sentir una conexión más allá del estímulo-respuesta.
  • Escuchar una canción y conmoverme profundamente.
  • Caminar solo por la playa y percibir algo que me toca internamente.
  • Tener una conversación transformadora con una amiga.

La resonancia no es lo opuesto a la aceleración, sino su respuesta. No se trata de ir más lento por ir más lento. Se trata de crear contextos y relaciones donde el tiempo tenga sentido, donde uno no quiera “pasar de pantalla” rápidamente.

Si la aceleración desconecta, la resonancia reconecta.

Una buena vida no es una vida llena de bienes, logros o productividad, sino una vida rica en relaciones resonantes: con otras personas, con el trabajo, con el arte, con la naturaleza.

¿Resuena esto contigo? Conmigo mucho. Me ha recordado Las métricas de la vida, un artículo que escribí en mi blog hace 7 años sobre qué indicadores elegir para evaluar una buena vida. Y eran precisamente eso: momentos resonantes.

Gracias por leerme. Con cariño,

Bosco Soler