¿Alguna vez te has detenido a pensar en la magnitud de la luz que llevas dentro? En medio del ajetreo diario y las voces externas que, en ocasiones, oscurecen nuestro juicio, es fácil olvidar la Esencia luminosa y única que reside en cada uno de nosotros.
La base de un camino enriquecedor y significativo radica en desarrollar la capacidad de confiar en nosotros mismos. A veces, la sociedad, o incluso nuestros propios miedos, pueden hacer que nos sintamos como diminutas estrellas eclipsadas por soles más brillantes, en un vasto universo. Sin embargo, te invito a recordar algo fundamental: Ninguna persona es más importante o superior a otra. A nivel del tener, claro que hay diferencias, pero a nivel del Ser, no hay ninguna.
Piensa en ti como en un rayo de luz. Todos y cada uno de nosotros somos un destello radiante, aunque en ocasiones se encuentre oculto tras un velo de dudas y temores. ¿Qué pasaría si decidieras quitar ese velo, aunque fuera solo un poco, cada día? La claridad que encontrarías y que a su vez irradiarías, podría sin duda llegar a sorprenderte.
Como ejercicio recomendado, dedica unos minutos al día para reflexionar sobre tus logros, por pequeños que sean. Valóralos y úsalos como combustible para continuar avivando esa chispa interna. Confiar en tu luz interior, es el primer paso para iluminar el mundo que te rodea.
Desarrollar la autoconfianza no es un acto de arrogancia, sino de reconocimiento de nuestra propia valía. Es saber que, a nivel del Ser, más allá de los roles y etiquetas, somos todos igualmente esenciales en este tejido llamado Vida.
PD: Siempre recuerda que, aunque no lo veas, tu luz está ahí, esperando ser reconocida y compartida. No dejes que el velo de la duda opaque tu luminosidad.
Un fuerte abrazo,
Dr. Mario Alonso Puig