El rey del marketing emocional viral

Con tan solo 19 años, sin contactos, sin dinero y sin estudios de diseño, Simon Porte Jacquemus creó una marca de moda de lujo independiente que hoy factura más de 280 millones de euros.

Tenía todas las papeletas para tener un destino diferente.

Nació en una familia modesta de granjeros del sur de Francia y acompañaba a sus abuelos a vender lo que producían.

Pero fue su madre, la que le despertó el gusanillo de la moda.

Le enseñó a coser y con tan solo 7 años hizo su primera prenda con una cortina de lino de su casa.

Se fue a París a estudiar diseño de moda pero solo duró 3 meses.

Hasta que la vida le golpeó fuerte a los 18 años. Su madre fallece en un accidente de tráfico.

Esto, en vez de hundirlo, fue el motor que le impulsó a lanzar su marca en 2009. Quería rendirle homenaje a su madre. La bautizó con su apellido de soltera: Jacquemus.

Se mudó a París sin blanca. Tuvo que compaginar su emprendimiento con el trabajo de comercial de otra marca de moda para poder financiar sus primeras colecciones.

Esto le obligaba a crear prendas sin bolsillos, botones, cierres y demás detalles que encarecían su producción.

Lo curioso es que algo sin planificar, se ha convertido en la seña de su marca: el minimalismo extremo.

En 2015 fue nominado a un premio como mejor diseñador joven. No lo ganó, pero le dieron un premio de 200.000 € y una mentoría de negocios de un año. Esto le dio el empuje final a su éxito.

Lo que sí tenía claro, desde el principio, era el poder de las redes sociales para darse a conocer y crear comunidad.

Su campañas de marketing y sus lanzamientos han sido virales desde el inicio. Él mismo proclamó: “Yo no hago ropa, yo hago historias”.

Es un gran experto en marketing emocional y un brillante storyteller audiovisual.

Sus ingredientes son la sorpresa, el humor y la belleza estética. Juega con la duda de si lo que ves es real o creado por la IA.

Jacquemus no tiene el presupuesto de los gigantes de la moda como Gucci o Louis Vuitton. Solo cuenta con una creatividad infinita.

Una de sus campañas más icónicas fue cuando lanzó una colección a través de WhatsApp. Los clientes podían interactuar directamente con la marca y descubrir los productos como si hablaran con un amigo.

Esto rompió el molde tradicional y convirtió una simple herramienta de mensajería en un canal de ventas directo y personal.

Otros de sus señas de identidad son sus desfiles icónicos. Elige los lugares más hermosos del planeta para recrear pasarelas infinitas. Por ejemplo, en 2022, creó una pasarela en un campo de sal blanco en el sur de Francia.

Los videos se volvieron virales no solo por la belleza del escenario, sino porque cada detalle parecía pensado para Instagram.

No solo son desfiles, son experiencias que la gente quiere compartir.

Cada pieza de su colección tiene un nombre que evoca recuerdos, lugares o sensaciones. Sus campañas publicitarias no se centran en descuentos o promociones. Cuentan historias que conectan a nivel humano.

No hace marketing transaccional sino marketing emocional.

A diferencia de las marcas de lujo que apuestan por la sofisticación, la frialdad y la distancia, Simón mezcla su vida personal y profesional en su comunicación.

Su marca personal es cercana, natural y cotidiana (al igual que la de su empresa) y es lo que ha hecho destacar en el mundo competitivo del lujo.

Jacquemus nos enseña que no necesitas un presupuesto millonario ni una estructura gigantesca para triunfar.

Con una buena historia, autenticidad y creatividad, puedes construir un imperio desde cero.

Susana Luque