En 2015 me diagnosticaron cáncer de mama. Por aquel entonces trabajaba en una empresa que pagaba buenos salarios y sumando el de mi marido, nos sentíamos muy seguros en cuanto a nuestras finanzas personales. Nos acabábamos de mudar a otra ciudad con nuestra familia y nos sentíamos felices.
Pero a los meses tuve que dejar el trabajo por la enfermedad y someterme a los tratamientos de quimioterapia. Casi todo el dinero que teníamos ahorrado se esfumó.
Para llevar mejor la enfermedad, empecé a buscar pasatiempos creativos para mantener la mente ocupada, así que empecé a crear mis propias pegatinas para mi agenda. Poco después, decidí poner las pegatinas que hacía para mí en Etsy para venderlas.
Hoy, 7 años después, hemos dado un vuelco total a la situación económica de nuestra familia. Sigo vendiendo mis pegatinas por internet y ahora enseño a otros a hacer lo mismo: crear negocios de ventas de pegatinas. Puedo ganar hasta 1.400 euros al mes vendiendo pegatinas en Etsy, y otros 1.400 euros vendiéndolas en mi propia página web.
Cómo monté mi tienda
Al principio, vendía mis pegatinas exclusivamente en Etsy. Sigo usando esa plataforma como punto de venta, pero también creé mi propia página web. Etsy es muy accesible y llega a millones de clientes: yo misma había comprado pegatinas en Etsy, así que sabía que era el sitio ideal para empezar.
Tenía experiencia en la creación de audiencias a través del marketing gracias a que llevo años escribiendo y gestionando mi propio blog, sobre todo colaborando con otros blogueros, utilizando redes sociales —como Facebook, Instagram y principalmente Pinterest— y desarrollando una lista de correos electrónicos a los que les mando las cosas que voy publicando.
Rápidamente empecé a vender y a enviar pegatinas a todo el mundo. Al principio vendía pegatinas impresas. Las imprimía, las recortaba y después las enviaba yo misma. Los precios oscilaban entre 9 y 15 euros. Tardé 3 meses en conseguir un flujo constante de ventas diarias.
Unos meses después de empezar, empecé a recibir preguntas de los clientes sobre cómo hacía las pegatinas. Gracias a mi antiguo trabajo, tenía cierta experiencia en formación, ventas y marketing.
Así que organicé un curso sencillo de creación de pegatinas, y a partir de ahí el negocio despegó definitivamente. Ahora tengo más de 5.000 alumnos en todo el mundo y muchos de ellos han abierto sus propias tiendas de pegatinas.
Al cabo de unos años, pasé de hacer pegatinas impresas a imprimibles que los clientes pueden comprar digitalmente y descargar ellos mismos en casa, pero algunos de mis alumnos mantienen la venta de las 2 modalidades y les va bien, así que no recomiendo una sobre la otra.
En la actualidad mi negocio es totalmente online y es mucho más fácil de gestionar. Además, los beneficios oscilan entre 300 y 1.500 euros al mes solo con Etsy.
Hay muy pocos costes iniciales
Vender pegatinas es sin duda uno de los modelos de negocio online más asequibles, que yo conozca al menos, y también uno de los más divertidos y creativos.
Lo único que necesitas es un ordenador, algo que mucha gente ya tiene. En mi opinión, los mejores programas de diseño son Silhouette Studio y Cricut Design Space, ambos con versiones gratuitas. Pero si no se tiene una máquina de corte o no hay intención de comprarla, definitivamente recomiendo Silhouette Studio para empezar.
Para vender pegatinas impresas, también se necesita una impresora y papel para pegatinas. Una de las ventajas al montar este tipo de negocio es ir personalmente a los fabricantes de papel de la zona para solicitar algunas muestras. Así se comprueba que son compatibles con la impresora y la máquina de corte.
Cuando empecé, recuerdo que fui a comprar una impresora Canon (la que yo utilizo es la Canon Pixma de inyección de tinta en color) a la papelería de mi barrio por unos 60 euros. Pensé que necesitaría otra mejor cuando las ventas aumentasen, pero es la misma que utilizo a día de hoy. No necesitas una impresora de 3.000 euros para tener éxito.
Recomiendo hacer un seguimiento de cada gasto a medida que se avanza, además de asegurarse de que hay un retorno de la inversión. Yo publico anuncios en Etsy por temporadas, más o menos un mes antes de las fiestas más importantes, que cuestan entre 35 y 50 euros cada vez.
Comercializar con mentalidad de cliente
Lo que más ha influido a la hora de planificar mi estrategia de marketing es mantener conversaciones constantes con mis clientes y estudiantes, a través de llamadas, correos electrónicos o mensajes, sobre qué tipo de productos les gustaría ver.
Mi objetivo es averiguar necesidades o tendencias y suplirlas con las pegatinas que más se adecuan. De forma práctica, por ejemplo, me pregunto por qué la gente utiliza una agenda, para qué utilizan las pegatinas o para qué quieren crearlas ellos mismos.
Las palabras clave también es importante. Siempre intento ponerme en la mentalidad de un cliente de Etsy cuando pongo nombre a los adhesivos para así aparecer en las búsquedas.
Por ejemplo, podría tener una pegatina que dijera «¡hoy cobro!», pero eso no es lo que los clientes escriben en la barra de búsqueda, sino: «pegatinas para el día que se cobra».
No hace falta ser artista para diseñar pegatinas
Al principio, hubo una curva de aprendizaje en cuanto a la creación de las pegatinas. Aunque soy experta en tecnología, no tenía conocimientos de diseño más allá de Canva.
En los primeros meses, tuve que trasnochar practicando diseños, ya que tenía bastante miedo a que mis pegatinas no fuesen lo bastante buenas y recibiese malas críticas.
Mirando atrás, me gustaría haberme centrado menos en ser super perfeccionista. Para los que están empezando, mi consejo es dejar atrás el síndrome del impostor y poner los productos a la venta cuanto antes, porque así recibirás comentarios más rápido.
No hace falta ser artista para tener éxito en esto. Todo el mundo se topa con obstáculos cuando aprende a utilizar un programa, es normal. La clave es seguir practicando.
Nunca habría imaginado que vender pegatinas tendría el impacto que ha tenido en mi vida. Me ha permitido conseguir la libertad económica para mi familia. Ahora mi marido también trabaja en el negocio como ilustrador. Trabajó 10 años en Disney como animador.
Pero esto va mucho más allá de las finanzas: mi negocio también me ha aportado una inmensa sensación de logro y orgullo. Muchos de mis alumnos también han pasado por momentos muy duros, y empezar esta afición o empresa creativa les ha cambiado la forma de pensar sobre sí mismos.
Lo mejor es que ha sido muy divertido. Me encanta levantarme de la cama cada día para hacer esto, y estoy deseando transmitírselo a mis hijos cuando sean mayores.