Gané casi 6.000 dólares en 2 semanas sin hacer nada en un ensayo clínico: al final estaba desesperada por terminar, pero volvería a hacerlo

Estaba en mi primer año de universidad cuando vi un anuncio de FluCamp en mi feed de Instagram. Explicaba que te podían pagar por participar en un ensayo clínico. Como estudiante universitaria sin ahorros, me intrigó.

Desconfiaba un poco de la fiabilidad de la empresa, pero después de comprobar los antecedentes, todo parecía real, así que solicité unirme.

Cómo funciona el ensayo clínico de un antigripal

FluCamp me llamó al día siguiente para pedirme un análisis de sangre y explicarme cómo funcionaba el ensayo. La premisa del ensayo es que te inyectan un virus de la gripe diluido y luego te administran un medicamento o un placebo. Te pasas dos semanas en una habitación privada, haciéndote análisis rutinarios, con tus síntomas monitorizados por enfermeras y médicos.

Cobrar 4.500 libras, unos 5.756 dólares, o 5.260 euros, por dos semanas sin hacer casi nada y contribuir a la ciencia mientras lo hacía me pareció una buena idea.

Unas seis semanas más tarde, recibí una llamada telefónica en la que me decían que había superado la prueba y que cumplía los requisitos. Los análisis de sangre sirven para comprobar que uno está lo bastante sano y en forma para participar, por lo que los riesgos para la salud de los participantes son mínimos. Me dijeron que podría hacer la prueba durante las vacaciones de Navidad, antes de volver a mis estudios en enero.

El intenso aislamiento y las agujas me preocupaban

Tenía mis reparos. Me preocupaba lo aislada que estaría durante la prueba porque soy muy extrovertida. La otra preocupación que tenía era la cantidad de análisis de sangre que hay que hacer, porque a veces me desmayo al donar sangre. Me desmayé varias veces, pero al final me sentí como una profesional y eso me ayudó a superar mis miedos.

Antes hablé con algunos médicos. Les pregunté hasta qué punto me pondría enferma y si estaría en cama todo el tiempo. El médico me aseguró que el riesgo de enfermar mucho era muy bajo. Es probable que la gente experimente algún resfriado leve o síntomas parecidos a los de la gripe, pero yo me sentí bien todo el tiempo.

Al principio de la prueba, te informan de lo que va a ocurrir con las otras 15 personas que participan en la prueba de FluCamp. Era una mezcla completa de edades y géneros. Una vez terminado, te diriges a tu habitación privada con cuarto de baño privado. Estás solo el resto del tiempo, sin contar las visitas de médicos y enfermeras.

No pasa nada durante los primeros días; luego, te inyectan el virus

No te inyectan la gripe durante los primeros días del ensayo. Estaba relajada, haciendo mi trabajo universitario. Te inyectan un virus de la gripe diluido y te dan el medicamento o un placebo a los pocos días.

Después, un miembro del personal de FluCamp nos daba una hoja para rellenar cada mañana sobre cómo nos sentíamos y si teníamos algún síntoma. Los médicos venían unas cuatro veces al día para comprobar las constantes vitales, como análisis de sangre, tensión arterial y electrocardiograma. Aparte de eso, te dejan a tu aire.

En un ensayo tienes que ingeniártelas para divertirte

Me pegué un atracón de películas. Leí un libro en tres horas. Escribía mucho en mi diario y hacía mucha introspección. Tenía que hacer tres o cuatro trabajos para la universidad, y los hacía a toda pastilla.

El único entretenimiento que te dan es una PS4 y algunos juegos. FluCamp decía que cualquier otra cosa que quisieras hacer, tenías que llevarla tú. Tuve que buscar cosas para entretenerme, porque enseguida se me hizo monótono.

La comida era ilimitada, así que podía pedir todo lo que quería desde una app que me descargué. Intenté pedir algo diferente cada día hasta que agoté todas las opciones. Me gustó un plato de lasaña y arroz, y los bocadillos estaban deliciosos. Siempre puedes pedir snacks como palomitas, patatas fritas y chocolatinas. La comida estaba bien, pero podría haber habido más variedad.

No poder salir ni hacer ejercicio fue duro

Lo que más me afectó fue la falta de aire fresco. No te permiten salir de las instalaciones, y mi ventana se abría un palmo. No puedes socializar con nadie, y tampoco te permiten hacer ejercicio porque quieren asegurarse de que si te recuperas más rápido o más lento que los demás, no es porque hayas hecho ejercicio. Así que me sentía muy perezosa y asquerosa.

El momento más duro fue a los ocho días. No podía creer que solo hubiera pasado la mitad. Me dije a mí misma: ¿puedo hacerlo? Había hecho todo mi trabajo; había empezado varias series de televisión y las había dejado. Me gustan las películas y las series tanto como a cualquiera, pero después de la prueba, había agotado por completo mi paciencia para verlas.

Al final estaba desesperada por salir, pero volveré a hacerlo

Disfrutaba haciendo tiktoks cada día, guiando a la gente a través de un «día en la vida» del campamento de la gripe, y leyendo todos los comentarios: eso me hizo seguir adelante. Debería haber comprado más cosas de ficción, porque esa dinámica de abstraerme de todo me habría venido muy bien. La próxima vez llevaré más cosas artísticas, como dibujos, pinturas o mi ukelele, actividades que reducirán mi tiempo frente a la pantalla.

Me pagaron 4.500 libras, unos 5.756 dólares o 5.260 euros por las dos semanas de prueba. Entré con la idea de ahorrar ese dinero como colchón de seguridad mientras estudiaba, además de emplearlo para saldar mis préstamos estudiantiles. Pero luego me gasté la mayor parte en un viaje a Bali.

La prueba me hizo darme cuenta de lo poco que me gusta estar sola. Hacia el final, estaba desesperada por salir. Supuse que era más introvertida de lo que soy y me di cuenta de lo mucho que necesito a la gente y socializar.

Merece la pena por el dinero, y me he vuelto a apuntar para el año que viene.

Daisy Schofield,