Cuando cubres un tema durante muchos años —como el dinero, en mi caso— empiezas a detectar ciertos patrones comunes. Por ejemplo, empiezas a escuchar los mismos consejos —empieza pronto a invertir—, estrategias —usa fondos indexados— e incluso recomendaciones de libros sobre finanzas que te pueden resultar de utilidad.
Muchísimos inversores que alcanzaron la independencia financiera con los que he hablado citaron El camino simple a la riqueza de JL Collins como una lectura obligada. Tanta era su inmensa popularidad que incluso me sentí obligada a hacerme con una copia. Ya era hora de comprobar a qué se debía todo este alboroto.
El libro de bolsillo me costó 22 dólares —unos 20 euros al cambio—. Lo leí durante unos tres días, bolígrafo en mano, para poder tomar toda clase de notas y apuntar mis propias reflexiones.
Antes de escribirlo, el autor había empezado a invertir en 1975, y la independencia financiera llegó después de 2011, cuando abandonó su trabajo y consiguió la jubilación anticipada, lo que se conoce como movimiento FIRE en Estados Unidos. Definió el término así: «cuando puedes vivir con el 4% de tus inversiones al año, eres financieramente independiente».
El mismo año en que dejó de trabajar fue cuando empezó a escribirle una serie de cartas a su hija sobre dinero e inversión. Estas cartas se convertirían en la base de su libro de 2016.
Está escrito como si le hablase a otro miembro de la familia. Es coloquial e informal, con algún chiste ocasional de un padre a una hija. Al igual que los conceptos que se abordan en el libro, la escritura es directa y sencilla. Los capítulos son cortos (el más largo, un capítulo sobre cuentas de jubilación, tiene 13 páginas) y te tientan a leer «solo una página más» antes de irte a dormir.
El libro también es repetitivo, pero en un sentido útil.
Leí el acrónimo VTSAX —Fondo Vanguard Total Stock Market Index Admiral— tantas veces que casi lo uso para iniciar mi juego de Wordle. Collins menciona a Vanguard con tanta frecuencia que es fácil olvidar que existen otras compañías de inversión (explica por qué prefiere la creación de Jack Bogle y el razonamiento es sólido).
La repetición me recordó a cuando entrenaba a tenis. Escuché «mueve los pies» y «mantén la cabeza gacha» tan a menudo durante un entrenamiento que puse los ojos en blanco. Pero fue un consejo bueno y útil que nunca olvidaré. Como cualquier buen entrenador, Collins incorpora las cosas importantes al contenido de su obra.
También ha experimentado, ya que invirtió durante la crisis de 1987 y el «lunes negro», la crisis tecnológica de finales de la década de 1990, la crisis financiera mundial de 2008 y muchos otros «colapsos más pequeños». Es sincero sobre los errores de inversión que ha cometido —comprar acciones de un centavo— y las inversiones que lo han hecho rico —VTSAX—.
Las conclusiones clave
1. Como sugiere el título, gana la simplicidad. Collins cumple su promesa de proporcionar un camino sencillo hacia la riqueza. Su cartera consta de dos fondos mutuos indexados (VTSAX y VBTLX) y un mercado monetario o cuenta bancaria para guardar efectivo.
Para los inversores más jóvenes en lo que él llama la fase de «acumulación de riqueza», la estrategia es aún más simple: comprar acciones a través del Total Stock Market Index Fund de Vanguard. (Solo agregó bonos a su cartera porque ahora está en la fase de «preservación de la riqueza»).
2. Un par de movimientos financieros inteligentes pueden compensar numerosos errores. Collins explica que, a pesar de los muchos errores de inversión que cometió, tres decisiones lo ayudaron a lograr la independencia financiera. Son las siguientes:
- Ahorrar el 50% de sus ingresos
- Evitar deudas
- Invertir en fondos indexados
Ten en cuenta que mi único gran «pero» hacia el texto de Collins es su sugerencia de que ahorrar el 50% de sus ingresos es sencillo. Si bien el concepto puede ser simple en la teoría, no estoy convencida de que lo sea en la práctica cuando se compaginan necesidades básicas como vivienda, transporte y alimentación con gastos discrecionales que hacen la vida divertida.
Para ser justos, escribió esto hace casi una década, cuando la vida era menos costosa.
¿Para quién es este libro?
Muchos tipos diferentes de inversores pueden beneficiarse del libro de Collins: los veinteañeros que acaban de graduarse de la universidad y nunca han oído hablar de un fondo indexado; los cincuenta y tantos que se preparan para la jubilación y buscan preservar su riqueza; el inversor escéptico que está nervioso por poner su dinero en el mercado y necesita una charla de ánimo; y el perfil inversor como el mío, que invertí mi dinero hace años sin mucha orientación y podría beneficiarme hoy en día de revisar mis inversiones.
¿Para quién no es este libro?
Si bien Collins aborda conceptos básicos de finanzas personales como cuentas HSA, RMD, «dinero F-You», pago de deudas y estrategias fiscales, la mayor parte del texto se centra específicamente en cómo invertir en el mercado de valores. Para los inversores interesados
en generar riqueza a través del sector inmobiliario, por ejemplo, este no es su libro.
La opinión general de Collins sobre el tema es que «las casas son un capricho caro, no una inversión».
Pero si estás buscando una forma sencilla de aumentar tu patrimonio y crecer a nivel financiero, por un puñado de euros o dólares podrás obtener educación financiera sólida. Los consejos de Collins te impulsará a tomar medidas, incluso si lo único que haces es revisar dónde has puesto tu dinero, como hice yo.