No sabía mucho sobre edición de vídeo cuando empecé a cobrar por ello.
Tenía Premiere Pro en mi ordenador y solía editar vídeos para mí mismo: tenía un pequeño canal de YouTube en el que había publicado algunos.
Era el comienzo de la pandemia, y la escuela era sobre todo online, así que no tenía nada que hacer.
Vi una publicación en Twitter de alguien que buscaba un editor de vídeo, y pensé que podría probar. Edité un vídeo corto de un concierto de rap y me pagaron 10 dólares, unos 10 euros al cambio actual. Aunque no sabía mucho, si necesitaba aprender algo, lo buscaba en YouTube y repasaba los tutoriales.
A partir de ahí, empecé a establecer contactos con otros editores en Twitter, y ellos me pasaban trabajos que no podían aceptar por estar demasiado ocupados.
Al final me puse en contacto con el cámara de Faze Clan, Simplistic, y empecé a trabajar con él regularmente. A través del boca a boca, conseguí trabajos con grandes youtubers, ya que me conecté con gente que Simplistic conoce.
Últimamente, he trabajado con Simplistic y con otros 2 clientes, pero no ha sido algo constante. Ahora estoy en el último año del instituto, así que tengo que centrarme en acabar bien el curso y pensar en ir a la universidad.
En julio, agosto y septiembre, gané 3.500, 4.100 y 4.800 dólares, respectivamente.
Mis tarifas han crecido mucho desde aquellos primeros 10 dólares por mi primer vídeo. Hoy en día cobro tarifas más altas, por lo que solo acepto proyectos que realmente me gustan, y edito de 6 a 7 vídeos al mes.
Editar vídeos de YouTube me enseñó a identificar la buena narrativa
Cuando empecé a editar, empecé a ver las películas y los programas de televisión desde el punto de vista técnico, de una manera en la que nunca había pensado.
Fue como si Mike Tyson me hubiera golpeado en la cara, y empecé a darme cuenta de cómo se ruedan las películas y cómo funciona la narración. Todo eso se aplica a YouTube, aunque sea de forma más breve.
Con YouTube, aprendí a hacer un buen vídeo entretenido: asegurarse de que nada se alargue demasiado, o cortar todo lo que no haga avanzar la trama.
Aprendí que un buen montaje debe tener un equilibrio entre los momentos intensos y de alto ritmo y las partes más lentas, relajadas y divertidas para dar un respiro al espectador.
También aprendí que me encanta trabajar en vídeos de entretenimiento, y que me gustaría convertirme en director de cine.
Editar para YouTube puede ayudarte a aprender a hacer cine, pero YouTube y las películas son formas de entretenimiento muy diferentes
Creo que editar para YouTube me ayudará mucho a trabajar en el cine o en la industria del entretenimiento tradicional.
Trabajas con horas y horas de metraje, tratando de contar historias, y el contenido es variado: puedes trabajar con diferentes creadores o hacer un anuncio para una empresa, lo que requiere diversas técnicas de edición.
Sin embargo, la forma de editar los vídeos de YouTube es muy diferente a la de las películas o los programas de televisión.
El objetivo de YouTube es hacer que la gente pase más tiempo en el vídeo, sin hacer clic. El ritmo es más rápido, tiene que haber mucha energía y cortes rápidos, y los vídeos son más cortos.
Las películas —las buenas, al menos— son más una forma de arte.
Claro que hay gente que ve películas en sus teléfonos o en sus ordenadores, pero en general las películas son una experiencia más envolvente. El ritmo es más pausado, se tarda un poco en conocer a un personaje o una situación.
La edición de películas me obligará a dejar de centrarme en la retención, porque las películas son más lentas, la tensión tiene que acumularse.
Con un vídeo de YouTube, es más bien un momento breve en el que no se piensa necesariamente después. Definitivamente, necesito seguir aprendiendo, y trato de ver una película cada día para absorber la mayor cantidad posible de historia del cine.
Me gustaría ir a la escuela de cine, pero si no funciona, no importa mientras siga haciendo algo que me gusta.
Marta Biino, Business Insider