5 consejos sobre el dinero que sé que mis clientes no quieren escuchar de su planificador financiero

¿De pequeño los adultos siempre te decían que comieras verduras y hortalizas, verdad? Pues bien, esos insistentes consejos no cesan siempre en la edad adulta.

Como planificador financiero, estoy constantemente dando a la gente buenos consejos que no quieren escuchar.

Y soy consciente de que nadie quiere oír este tipo de consejos sobre el dinero, pero también sé que los que escuchan —y, lo que es más importante, ponen en práctica estas ideas— suelen tener un mejor control de su dinero, mayores tasas de ahorro y más poder financiero.

A ti puede que no te gusten tampoco, pero igual que comer brócoli y col rizada, asimilarlo es por tu propio bien.

1. No te compres una casa tan grande

Comprar una casa rara vez es una decisión basada en datos. Es una decisión emocional, y por una buena razón. Para muchas personas, ser propietario de una vivienda representa estabilidad, seguridad e incluso estatus.

No son cosas sin importancia, pero demasiada gente utiliza sus emociones como excusa para tirar por la ventana la realidad financiera a la hora de buscar casa.

Fija un presupuesto y cíñete a él. Solemos recomendar que los gastos totales anuales de la vivienda, incluidos los pagos de la hipoteca, no superen el 20% de los ingresos brutos anuales de la unidad familiar.

Esto ayuda a garantizar que conserves la flexibilidad en otras áreas de dinero que utilizas en tu día a día para que puedas ser propietario de tu casa y sigas persiguiendo otros objetivos importantes o tengas dinero disponible para otras prioridades.

2. No des por sentado que tu casa es una buena inversión

Con bastante frecuencia me veo advirtiendo a la gente que no piense en su casa como una inversión. De nuevo, eso no significa que comprar sea una mala idea o que tu casa no valga tanto como crees. Pero una inversión debe proporcionar un rendimiento.

Una vivienda unifamiliar que sirva de residencia principal (y no proporcione ingresos por alquiler) puede tener una utilidad excelente. Sin embargo, no es lo que yo consideraría una buena inversión.

El valor de la vivienda tiende a aumentar con el tiempo, pero el coste de la propiedad, el mantenimiento y la conservación suelen erosionar la mayor parte de las «ganancias» que se pueden obtener si sólo se tiene en cuenta la transacción de comprar y vender la vivienda sobre el papel.

Una rentabilidad razonable y real de las viviendas unifamiliares ronda el 2%. Eso ya es algo, pero no puedes dar por hecho que vaya a financiar toda tu jubilación ( sobre todo cuando uno tiene que vivir en algún sitio, jubilado o no, y la mayoría de la gente invierte el capital de la venta de una casa en la siguiente compra).

3. Ahorra más de lo que crees que necesitas

Para mí es muy importante ayudar a mis clientes a encontrar un equilibrio entre disfrutar de la vida en el presente y acumular activos y seguridad financiera en el futuro. Esto sería mucho más fácil de hacer si tuviéramos una bola de cristal y pudiéramos predecir con exactitud cómo será la vida dentro de 10, 20 o incluso 30 años.

Conoceríamos tu presupuesto. Sabríamos a qué tipo de emergencias tendríamos que enfrentarnos y nos prepararíamos en consecuencia. Y sabríamos cómo sería tu vida (y cuánto duraría). Con esa claridad, sería posible decir: «Necesitas exactamente esta cantidad de dinero. Ahorra sólo eso y siéntete libre de gastar el resto». Obviamente, la vida no funciona así.

¿La solución? Ahorrar más de lo que crees que necesitas, porque así te das un margen de seguridad. Al ahorrar más de lo que se supone que debes ahorrar para «estar bien», puedes:

  • Hacer frente a situaciones de emergencia (una cuenta de ahorro remunerada es un buen lugar para un fondo de emergencia).
  • Aprovechar oportunidades cuando surjan (ya sea para gastar en un viaje inesperado, por ejemplo, o para utilizar el dinero en una inversión que te apasione).
  • Incorporar nuevos objetivos a tu planificación a largo plazo.

Ahorrar más de lo que crees que necesitas hoy también te da más opciones y libertad en el futuro. La recomendación general que doy a los clientes para ayudarles a conseguirlo es ahorrar el 25% de los ingresos brutos anuales.

4. Ten un plan alternativo

Puede parecer un enfoque catastrofista de las finanzas, pero yo predico que siempre hay que tener un plan alternativo —esos márgenes de seguridad o margen de maniobra o contingencias—.

Nadie quiere imaginarse el peor de los escenarios, pero si algo se tuerce en su vida financiera, se alegrará de haber incorporado varios niveles de seguridad a su plan general.

Puedes hacerlo de varias formas, algunas de las cuales ya hemos mencionado, como ahorrar más de lo que crees que necesitas ahorrar.

Otras formas de construir reservas incluyen mantener un fondo de emergencia, usar hipótesis conservadoras en torno a los ingresos, sobreestimar los gastos cuando haces cualquier tipo de proyección financiera a largo plazo y no contar con ningún tipo de ingreso extraordinario (desde bonificaciones y comisiones hasta herencias) para que tu plan funcione.

5. Deja de intentar cronometrar el mercado

Es muy tentador pensar que podemos tomarle el pulso al mercado. ¿Por qué? Porque las caídas y los picos en el mercado de valores parecen estúpidamente obvios en retrospectiva.

Es muy fácil mirar hacia atrás a algo como 2008 (o tal vez incluso a la primavera de 2020) y sentir que sabes cuándo habrían sido los mejores momentos para comprar y vender… porque ya sucedieron.

Adivinar lo que vendrá después sin la ventaja de saber cómo se desarrollaron los acontecimientos no es lo mismo. Los datos demuestran que ni siquiera los profesionales consiguen cronometrar el mercado en repetidas ocasiones. Puede que tengas suerte una vez, pero repetir ese rendimiento una y otra vez durante las próximas décadas es prácticamente imposible.

Diseña un plan de inversión estratégico y cúmplelo, independientemente de la actualidad.

Probablemente no sea tan divertido ni tan sexy como presumir de tus compras y ventas en bolsa, pero a largo plazo funciona mucho mejor.