Así le ha cambiado la vida tras comprar tres casas abandonadas en Italia por un euro cada una

Las viviendas a precio de ganga, las ventajas fiscales o las jugosas ofertas de trabajo son algunos de los incentivos a los que recurren ayuntamientos despoblados o entornos rurales vaciados para repoblarse.

Una de las regiones que más ha popularizado la rehabilitación de viviendas abandonadas es Italia, donde varias localidades ofrecen viviendas abandonadas por el simbólico precio de un euro, buscando que sus compradores se muden, las reformen y devuelvan a la vida la localidad a nivel demográfico, social, cultural y laboral.

Estas casas por un euro en Italia suelen exigir que el comprador presente el plan de reforma o mejora en un plazo máximo de 2, 3 o 6 meses, según el pueblo. También hay que notificar la intención del inmueble —como vivienda, negocio o de uso turístico—, y asumir los gastos de reforma, notariales y de transferencia.

Uno de esos pueblos que ha vuelto a la vida se trata de Mussomeli, que desde 2017 ha impulsado un programa de este tipo, con resultados realmente notorios. La iniciativa ha sido capaz de atraer turistas, trabajadores a distancia e inversiones a la zona.

Una de las historias que esconden sus renovadas paredes es la de Rubia Daniels, natural de Berkeley, y que reservó su primer vuelo al pueblo siciliano en 2019. La californiana decidió comprar tres propiedades en ruinas por un euro cada una, tal y como relata a CNBC.

Esta mujer de 50 años tiene experiencia en construcción e imaginó tres proyectos de ensueño: una casa de vacaciones, un restaurante y un centro de bienestar. Hasta ahora, ha gastado alrededor de 35.000 dólares trabajando con un equipo local en su casa de vacaciones. Su mudanza a Mussomeli la ha convertido en una persona más feliz, incluso pese a tener que enfrentarse a la reforma durante la pandemia.

Entre las ventajas de su nueva vida destaca la gran acogida y los fuertes vínculos que el pueblo le proporcionó: la agente de bienes raíces que le vendió las casas, Nathalie Milazzo, la guió por restaurantes, cafés y otras partes de Mussomeli para que se hiciese a la idea de cómo es vivir allí. En la actualidad, son como hermanas.

«Es mucho más fácil hacer amigos en Sicilia que hacer amigos en California», relata Daniels a CNBC. “En Sicilia la vida social es muy importante. Todos tienen tiempo para hablar contigo, conocerte o compartir una taza de café”. Otra de sus amigas autóctonas es Katerina Montagnino, que es madrina de su hijo Leo, de 2 años, y cuya familia la visitó recientemente en California.

También destaca que uno de los cambios más positivos es que hay menos prisa entre el trabajo y el hogar, un ritmo más pausado, menos estrés y menos problemas de dinero.

Los sicilianos abordan el tiempo libre de manera muy diferente a los estadounidenses, según su vivencia. Hacen descansos para el almuerzo y la siesta, los locales cierran al mediodía y son frecuentes las cenas y comidas largas y llenas de conversación con seres queridos. Viajar también resulta más económico.

El nivel de vida es, definitivamente, mucho más barato: destaca que una buena comida puede costar 10 euros, mientras que un vuelo de ida y vuelta fuera de Italia puede costar menos de 50 euros. No hay problemas de alquiler, ya que el 90% de los residentes de Mussomeli ya son propietarios de sus casas. Dónde vive Daniels, una familia de cuatro personas precisa 300.000 dólares anuales para vivir.

Ahora que vive en Mussomeli durante parte del año, “es mucho más fácil ser más feliz aquí que serlo en casa”, explica. También estar sana, gracias a la actividad física moderada, vida social diversa y menor estrés financiero. Hasta los vicios parecen no sentar tan mal.

“La gente aquí consume mucho alcohol, nicotina, carbohidratos y vive más que en la mayoría de lugares”, señala Daniels. «Creo que se debe a que el nivel de estrés es muy bajo y la comunidad es muy activa». Se ríe afirmando que su mayor reto es la gran cantidad de hidratos que consumen. «Aparte de eso, la vida es hermosa».