Muchas de las historias de las grandes empresas que triunfan actualmente empiezan con un garaje lleno de cajas. La de Max Hayden no empezó exactamente así, pero sí está en ese punto.
Este joven estadounidense de 16 años mostró su interés por los negocios a una muy temprana edad. Ya en el colegio empezó a vender los juguetes que no usaba a través de eBay. En el instituto comenzó vendiendo dulces entre sus compañeros y spinners.
Así se adentró en el mundo de la reventa creciendo poco a poco. Cuando comenzó la pandemia vio una gran oportunidad ante determinadas demandas.
Si bien es cierto que nunca quiso hacer negocio con material sanitario o de protección, sí detectó otro tipo de oferta. Por ejemplo, en primavera comenzó a comprar piscinas de plástico para revenderlas a través de Amazon o incluso Facebook.
El verano se viviría con una movilidad reducida y la gente apostaría más por estar en casa y pasar tiempo al aire libre.
Antes de que llegara el otoño se adelantó comprando estufas de jardín, porque la gente seguía queriendo estar al aire libre, donde era más difícil contagiarse; pero obviamente hacía frío.
Con este tipo de ventas facturó en Amazon alrededor de 1,7 millones de dólares, más de dos si se suman las ventas de Facebook y otro tipo de páginas. Con lo que le quedó un beneficio de más de 100.000 dólares.
Y es que el joven comenta en CNBC que su mayor gasto es el producto en sí, además de los precios de envío y los productos de embalaje.
Tras el éxito llegó a registrar el negocio como una empresa e incluso pagó a dos compañeros de clase para que le ayudaran a empaquetar y llevar la contabilidad desde el garaje de sus padres.
El joven de 16 años cuenta que empezó comprando con el dinero que le regalaban por cumpleaños o navidades y que nunca pidió nada a sus padres para hacer este tipo de inversiones.
Incluso está en algunos grupos especializados o membresías donde se paga una cuota mensual a cambio de que gente con experiencia te dé consejos sobre cómo operar o qué productos vender. Un gasto que oscila entre los 20 y 100 dólares, pero que para Hayden merece mucho la pena para no dar palos de ciego.
Igualmente, es consciente de la edad que tiene y la etapa vital en la que está, Por eso llegó a dejar el negocio de lado por unos meses para poder dedicarse a sus estudios, ya que por el volumen de venta no siempre es fácil de compaginar.
Una vez llegado el verano lo volvió a retomar. Sabe que cada vez está más cerca la universidad y quiere estudiar algo relacionado con los negocios.
A la vez, está pensando cómo gestionar la empresa, sabiendo que es probable que se vaya a vivir fuera. Entre sus opciones está contratar a alguien para que se encargue del trabajo manual y él hacer el resto a distancia o incluso venderla.