Lindsey Harrison Barber, de 34 años, y su marido, David Barber, de 35, tienen suficiente capital para jubilarse anticipadamente, pero ninguno tiene intención de reducir el ritmo.
Lindsey es propietaria de una agencia de marketing, mientras que David tiene de una compañía de seguros, que en conjunto generan ocho cifras en ingresos brutos anuales. Cada año, reservan seis cifras para la jubilación y para su hijo, ahorrando entre el 75% y el 80% de sus ingresos, según los documentos financieros que han compartido con Business Insider.
Aunque tienen los medios para jubilarse y viajar, ambos dijeron que jubilarse sería la antítesis de todo por lo que han trabajado durante la última década.
«Somos muy intencionales acerca de la flexibilidad que tenemos y por eso, realmente no hay necesidad de que nos jubilemos porque podemos disfrutar de la vida que hemos creado y que encaja ahora gracias al arduo trabajo que pusimos hace 10 o 15 años», revela Lindsey.
Ninguno de los dos está sujeto al estilo de vida corporativo de 9 a 5, y dedican tiempo a un entrenador personal, almuerzan juntos y pasan tiempo con su hijo entre horas de trabajo. No están trabajando para tener una casa más grande y dijeron que ven pocas razones para pasar a la siguiente gran cosa cuando están contentos con lo que tienen.
«Casi siento que, hasta cierto punto, vivimos como si estuviéramos jubilados porque tenemos la flexibilidad y la libertad, pero al final del día no es así; todavía estamos trabajando», anota Lindsey.
Muchos estadounidenses están trabajando para lograr la independencia financiera, que a menudo se define como tener suficiente dinero para cubrir todos los gastos de subsistencia sin tener que volver a trabajar.
Algunos son parte del movimiento FIRE —independencia financiera, jubilación anticipada—, aunque otros se están alejando de la jubilación anticipada, ya sea para seguir generando riqueza generacional o hacer la transición a roles menos estresantes que todavía les den algo que hacer.
Hacer crecer sus agencias y su riqueza
David creció en una familia de clase media baja. Su padre era gerente de una tienda minorista y su madre se quedaba en casa para cuidar a los niños. La familia se mudó a Carolina del Norte, Texas, Kentucky y Ohio por motivos de trabajo de su padre. Su padre finalmente se pasó al sector de seguros y crio a sus hijos con la filosofía de vivir de forma frugal.
David relata que ha trabajado desde que tenía 16 años, comenzando en una tienda de comestibles entre 25 y 30 horas a la semana durante la escuela secundaria. También obtuvo su licencia de seguros en la universidad para poder trabajar a tiempo parcial. Pagó sus estudios universitarios con una pequeña contribución de sus padres y se graduó sin deudas.
Lindsey, que creció en luna familia de clase media, explica que su madre, que trabajaba para una organización sin fines de lucro contra la adicción a las drogas, era su modelo a seguir por trabajar duro y generar un impacto positivo en la sociedad. Su padre viajaba con frecuencia por trabajo y finalmente abrió un negocio de cortadoras de césped.
Durante toda la universidad, realizó prácticas en agencias de marketing y relaciones públicas, y nada más terminar la universidad, consiguió un puesto de comunicación. Aprovechó sus contactos para abrir su propia agencia de marketing de servicio completo en 2014.
Lindsey cuenta que aunque ganaba mucho dinero en el equipo de liderazgo de su empresa anterior, quería correr un gran riesgo. Comenzó con un cliente que le pagaba 1.400 dólares al mes y poco a poco fue construyendo su base de clientes. Finalmente, pasó del marketing en redes sociales a una agencia de servicio completo en los primeros cinco meses.
El objetivo de Lindsey era lograr la estabilidad lo más rápido posible para poder ayudar a su esposo a poner un pie en la tierra con su nueva agencia de seguros. A veces, se quedaban despiertos hasta las 3 de la madrugada trabajando, aunque ambos han logrado un mayor equilibrio entre el trabajo y la vida personal.
«Quería que él pudiera trabajar sin sentir que yo estaba en el camino y viceversa», señala. «Tuvimos un muy buen equilibrio con eso al comienzo de nuestros negocios, lo que realmente nos brindó la flexibilidad ahora para pasar más tiempo con nuestro hijo y no necesariamente tener que llegar a las 8 de la mañana».
Aunque no generó muchos ingresos durante los primeros años, aumentó su base de clientes a través del boca a boca y referencias. Su agencia da trabajo en la actualidad a ocho personas.
«Fueron muchas semanas laborales de 70, 80, 90 horas de trabajo desde que la agencia comenzó desde cero; la prima era de cero euros cuando comenzamos, y lo hemos ido mejorando a lo largo de los 11 años desde que abrió hasta el tamaño que es ahora», celebra David.
Lograr la independencia financiera
Al comienzo de su viaje hacia la independencia financiera, Lindsey y David vivían muy por debajo de sus posibilidades, gastando solo en lo esencial e invertían en sus empresas. Ambos sabían que querían tener unos ahorros sólidos cuando cumplieran los 30 para poder, en teoría, jubilarse antes de tiempo o bien asumir menos responsabilidades en el trabajo.
La pareja compró una casa en 2016 y recientemente adquirió una segunda vivienda en la playa de ocho habitaciones en Carolina del Norte, que administran como alquiler a corto plazo. David dice que tuvieron suerte de haber comprado sus casas cuando lo hicieron, ya que ambas casi han duplicado su valor, aunque atribuyen su suerte en parte a la rapidez con la que se comprometieron a la compra.
A pesar del éxito de sus negocios, ambos dijeron que su filosofía sobre el ahorro no ha cambiado mucho. Dijeron que ni siquiera piensan en jubilarse hasta los 40 años, e incluso entonces, esperan seguir trabajando en consultoría o asesoramiento financiero.
No tienen deudas más allá de su casa principal y su propiedad de alquiler en la playa y tienen tasas hipotecarias bajas para ambas.
«Comprar bienes raíces ha sido un gran impulso en nuestra capacidad de estar donde estamos, pero creo que, para ser justos, fuimos muy estratégicos al esforzarnos, agachar la cabeza y ser muy intencionales en los primeros años sobre cómo gastaríamos el dinero en el futuro», anota Lindsey.
Los dos todavía mantienen algunas de sus estrategias de ahorro, como recortar cupones para ahorrar en café y comestibles. Lindsey destaca que no se compra un bolso si no lo necesita.
«Vemos mucha gente en línea haciendo alarde de sus cosas y hablando de cuánto dinero ganan y arrojando estos números arbitrarios, y nos hace reír porque fácilmente podríamos hacer eso, pero simplemente no lo hacemos», explica Lindsey.
No obstante, sí que gastan bastante dinero en cosas que tienen un significado personal para ellos, como una «cantidad astronómica» para ver el partido de la Final Four del estado de Carolina del Norte. Intentan no sacrificar la calidad de sus compras de alimentos e invierten en su salud a largo plazo.
«Es simplemente interesante cómo nos beneficiamos de los cupones en alimentación, pero si hay algo que podría ser una experiencia de vida, ni siquiera lo pensamos dos veces a la hora de gastar», puntualiza.
Noah Sheidlower, Business Insider España, Andrea Núñez-Torrón Stock