Renuncia por tener que volver a la oficina: ahora gana el doble en remoto

En 2022, Timothy Done estaba de vacaciones en Egipto cuando recibió el temido mensaje de Slack: le avisaban de que tenía que volver a la oficina como parte de las políticas de recuperación de la normalidad frente al Covid-19.

Solo había un problema: Done, de 35 años, se había mudado a casi 600 kilómetros de su oficina durante la pandemia.

«¿Cómo voy a desplazarme 550 kilómetros 3 días a la semana?», cuenta a Business Insider. La noticia fue un shock para él y para otros compañeros que también se habían mudado al otro extremo del país tras la pandemia, ya que no había planes previsibles de volver a la oficina.

Cuando su mujer recibió una oferta en Denver, Done y su familia decidieron dar el paso y salir de Utah en octubre de 2020, donde estaban sus oficinas.

Done llevaba casi 2 años trabajando en casa como contratista de tecnología publicitaria sin que su productividad se hubiese visto afectada. Había sido «un lugar de trabajo realmente estupendo», con una cultura «casi como una familia laboral«. Ahora le decían que tenía que volver a la oficina o dejar el trabajo. Intentó llegar a un acuerdo, incluso proponiendo volar cada mes, pero su empresa no aceptó.

«Tomé la decisión de no volver a la oficina porque no era viable ni para mí ni para mi familia», explica Done. Fue una decisión dura y uno de los momentos más aterradores de su vida. Pero hoy, Done desempeña un nuevo papel, totalmente a distancia, gana más dinero y puede mantener el equilibrio entre la vida laboral y personal, además de su autonomía.

«He duplicado con creces mis ingresos. Tengo grandes beneficios. Trabajo permanentemente a distancia. Es fantástico. Es maravilloso», afirma Done.

La historia de Done muestra la continua tensión con la que los jefes creen que debe funcionar las empresas y cómo quieren que trabajen sus empleados. A los trabajadores les molestan los intentos de microgestión, sobre todo cuando las empresas obligan a sus empleados a volver.

Es una estrategia que puede resultar contraproducente para los empresarios; Done afirma que es igual o más productivo un puesto totalmente remoto, donde cuenta con la confianza de su empresa para realizar su trabajo.

El gran debate del teletrabajo

Como parte de la guerra en torno al teletrabajo, tanto empresarios como empleados han debatido si una política de regreso obligatorio a la oficina es efectiva o no.

Mientras que algunas investigaciones recientes han demostrado que los trabajadores son más productivos en la oficina, otros estudios revelan que los trabajadores pueden renunciar si las empresas obligan a trabajar presencialmente.

Todo se reduce a la confianza: si tienes fe en que tus empleados harán el trabajo, puede que éste se haga de forma más eficiente y eficaz que si estás microgestionado a los trabajadores en una oficina.

«Si realmente crees que no puedes confiar en las personas que has contratado, entonces tal vez la mejor solución sea algún tipo de sistema de supervisión en el que los gerentes se paseen por sus escritorios», afirmaba para una entrevista con Business Insider Sam Eitzen, CEO de la empresa de soluciones de foto y vídeo Snapbar. «Pero creo que para mí, eso no parece una gran solución a largo plazo».

El profesor de economía de la Universidad de Stanford Nicholas Bloom reitera que los trabajadores han mantenido su productividad en casa, citando datos que revelan que EEUU sigue en la tendencia de crecimiento anterior a la pandemia, incluso con el número de trabajadores remotos quintuplicándose.

Bloom explica a Business Insider que las oportunidades de ocio constructivo en casa son mucho mayores que en una oficina, lo que ha llevado a los trabajadores a tomarse descansos más profundos o incluso a hacer ejercicio para mantener la mente fresca y poder seguir siendo productivos.

«En los estudios se ve que la valoración que se hace del teletrabajo equivale a un aumento salarial del 8% aproximadamente, y el mayor impulsor de ello es evitar los desplazamientos, lo que no es de extrañar», afirma Bloom. «Pero el segundo factor más importante es la flexibilidad, y creo que refleja el hecho de que las pausas son mucho más valiosas en casa».

Las empresas esperan que el volumen actual de trabajo a distancia continúe el año que viene, según la última encuesta Empire State Manufacturing Survey y Business Leaders Survey del Banco de la Reserva Federal de Nueva York.

Alrededor del 17% de las empresas de servicios esperan requerir más trabajo en persona el año que viene, justificando el regreso a la presencialidad con una cultura del trabajo, la cohesión, la comunicación y la formación y tutoría de los empleados.

Pero, según un nuevo estudio de Envoy, el 80% de los jefes se arrepienten de sus planes iniciales de volver a la oficina, y señalan que tomaron estas decisiones sin tener demasiado en cuenta la asistencia a la oficina y el uso de los servicios. El riesgo de perder a los mejores talentos ha mantenido en vilo a algunas empresas a la hora de adoptar medidas más estrictas.

Además, el estudio sugiere una desconexión entre lo que los líderes y los empleados sienten acerca de las políticas de regreso a la oficina. Por no mencionar que las políticas obligatorias de la vuelta a la oficina podrían exacerbar la crisis climática, lo que podría repercutir en las economías del mundo en el futuro.

Se acabó la era del microgestión

Done tardó unos 5 meses en encontrar un nuevo trabajo. No quería un puesto híbrido ni presencial. Con 2 hijos en casa, la flexibilidad del trabajo a distancia –sin tener que desplazarse al trabajo– era una ventaja. Cuando por fin consiguió su nuevo puesto, la espera mereció la pena.

«La calidad del equilibrio entre vida laboral y personal es inmejorable», afirma.

En su nuevo puesto y empresa, Done asegura que tiene libertad para hacer su trabajo a su manera. Sigue habiendo reuniones y formación periódica, y todo el mundo está comprometido. Pero no hay microgestión ni nadie que le diga que vaya a la oficina para que vigilen su trabajo, o lo que Microsoft ha llamado «paranoia de la productividad», en la que los jefes no confían en sus empleados.

«Después de haber trabajado desde casa durante 4 años, se ha convertido en algo natural donde tienes que asumir la responsabilidad de hacer las cosas«, afirma. «Si tienes una empresa que realmente adopta esos valores, creo que aumenta drásticamente la productividad, así como la satisfacción general con el empleo».

E incluso cuando el mercado laboral se está enfriando un poco y el poder que ha generado la Gran Dimisión se desvanece un poco, los trabajadores siguen sabiendo lo que les funciona y lo que no, parte de la razón por la que el debate sobre el trabajo a distancia se ha vuelto tan polémico.

Como dice Done, «los días del microgestión han quedado muy atrás». La pandemia demostró que había margen para replantearse el funcionamiento de las empresas.

Las compañías que están teniendo éxito con el teletrabajo han ahorrado dinero al renunciar al alquiler de oficinas y, de paso, están haciendo que sus empleados se sientan más felices.

«No estás constantemente microgestionado», afirma. «Sigues asistiendo a reuniones y participando, pero no estás bajo el control de nadie, no te tratan como a un niño».

Miriam Pérez