Los trabajadores en remoto olvidan cómo relacionarse con la gente

Griffin Leeds supo que algo no iba bien cuando alguien entró en el restaurante en el que trabajaba y un cliente le preguntó si podía pedir y sentarse. «Yo estaba como, sí, chico, es un restaurante. Eso es todo. Esto es lo que es. Eso es lo que hace este negocio», ha afirmado el camarero de 31 años, que vive en Brooklyn.

Eso fue en junio de 2021, cuando el mundo empezaba a reabrirse. Las vacunas estaban ampliamente disponibles y los estadounidenses volvían a salir de casa, aunque aún de puntillas. No parece que hayan recordado cómo volver a interaccionar, y algunos han seguido optando por no salir.

«Creo que en el sector de los servicios todavía hay ocasiones en las que la gente se olvida de que está en un restaurante y no en el salón de su casa», afirma Leeds. Sí, eso incluye quitarse los zapatos y los calcetines.

Esto puede deberse a que los estadounidenses pasan cada vez menos tiempo hablando entre ellos durante la semana. Los datos de la encuesta sobre el Uso del Tiempo en Estados Unidos de la Oficina de Estadísticas Laborales muestran que los minutos que los estadounidenses pasan socializando y comunicándose durante la semana han caído en picado desde 2019. Es una tendencia que sigue patrones pasados: durante las recesiones en las que se pierden empleos en masa, también se pierde la estructura de una oficina como nexo de unión con otras personas.

A diferencia de la Gran Recesión, no se ha producido un repunte de la interacción entre compañeros ni siquiera cuando más trabajadores vuelven a la oficina. Desde la recesión producida por la pandemia a principios de 2020, la socialización no se ha recuperado. De hecho, ha caído en picado.

Esto podría explicar por qué muchos empiezan a ver extraña la socialización en 2023. Con la pérdida de las estructuras para socializar como oficinas, salas de conciertos y viajes a partir de 2020, o bien no se han creado sustitutos o muchas personas se ven excluidas.

Trabajar desde casa y estar solo puede ser bueno -y malo- para nosotros

Los oficinistas, aunque no les guste, se ven obligados a hablar a lo largo del día. Desde los desplazamientos al trabajo, pasando por los cafés y las happy hours, gran parte de su jornada se basa en charlar con los demás.

«Socializar tiene un efecto tremendamente positivo para las personas. Potencia las redes cerebrales que intervienen en la reducción del estrés», explica Yvette Sheline a Business Insider, profesora de Psiquiatría, Radiología y Neurología y directora del Centro de Neuromodulación de la Depresión y el Estrés de la Universidad de Pensilvania.

«Somos criaturas sociales. Lo hemos sido durante millones de años. No se puede restar importancia a ese aspecto de grupo social de nuestras vidas«, ha asegurado Sheline.

Además de cerrar los centros de interacción social, la pandemia ha obligado a muchas personas a enfrentarse a la pérdida y la confusión a una escala que muchos nunca habían experimentado. Un año después del inicio de la pandemia, Emily Hessney Lynch, consultora de medios sociales de 32 años, perdió a dos seres queridos.

«Como he pasado por tantas cosas, siento que mi poca tolerancia a las falsedades y a las conversaciones triviales se ha reducido aún más. Ahora es muy distinto salir e intentar entablar una conversación trivial en una reunión», afirma Lynch.

Es un ajuste de cuentas social al que muchos se enfrentaron en 2020. Al mismo tiempo, el trabajo, estructura que rige la vida diaria de las personas, también ha cambiado con el aumento del teletrabajo. De repente, la vida y el trabajo pueden desarrollarse donde el empleado quiera. Para muchas personas, eso significa la posibilidad de tomar decisiones más saludables en su vida diaria.

La investigación ha descubierto que el tiempo que se ahorra al conectarse desde casa significa que las personas pueden dedicar más horas al trabajo. Por otro lado, perder esas estructuras de socialización prepandémicas ha sido «lo más dañino», afirma Sheline, sobre todo porque no ha surgido nada que ocupe su lugar.

Para los que trabajan en la oficina, el tiempo cara a cara es especialmente valioso. La Encuesta Global sobre Acuerdos de Trabajo ha preguntado a más de 42.000 trabajadores de 34 países cómo pasan su tiempo de trabajo y qué significa para ellos. De los que trabajan en persona, el 62% de los encuestados ha asegurado que socializar con los compañeros de trabajo es una de las principales ventajas de estar en las instalaciones. Alrededor del 54% de los encuestados afirman que la colaboración cara a cara era una ventaja.

La inmensa mayoría de los trabajadores ha mencionado el hecho de no tener que desplazarse y el ahorro en gasolina y comida como las principales ventajas de trabajar en remoto. Alrededor del 35% de los encuestados han afirmado que la principal ventaja es la tranquilidad de trabajar en casa.

Salir es más caro

No hay una forma exacta de reproducir las estructuras anteriores a la pandemia. Además, es posible que algunas personas no quieran socializar o no puedan llevar la vida que tenían antes, ya sea por enfermedad o por factores como una mayor susceptibilidad a las enfermedades.

Aunque el tiempo de descanso y el trabajo desde casa pueden ser un aspecto positivo para la vida laboral, sigue existiendo el reto de encajar la socialización a su alrededor. La oficina puede haber sido una excusa para ver a los compañeros y un punto de partida para planes después del trabajo. Ahora salir supone un esfuerzo adicional y es más costoso.

«Siempre me apetece salir a conocer nuevos restaurantes y cafeterías, ver a amigos e ir a conciertos, pero la economía está tan rara ahora, y la inflación es tan alta. Es como, bueno, no deberíamos gastar demasiado dinero», ha afirmado Lynch.

De hecho, incluso mientras la inflación se mitiga, el índice de precios al consumidor para la comida fuera de casa ha aumentado, aunque a un ritmo más lento que el año pasado. El índice de precios sigue siendo históricamente alto con un aumento del 7,1% de julio de 2023 respecto al año anterior.

Leeds afirma que el trabajo a distancia ha cambiado el lugar donde se encuentra la gente y cómo interaccionan. Antes, el jueves solía ser una noche ruidosa, una celebración previa a la cena del viernes. Ahora es mucho más tranquila y la gente gasta menos.

«Solía ver a gente comprando bebidas y cosas así los jueves por la noche, compartiendo aperitivos», explica. «Ahora es más probable que un jueves entre una pareja y se repartan el plato principal».

Sheline ha asegurado para Business Insider que hay algunas preguntas clave que deberían hacerse las personas como «¿estás prestando atención a lo social que eres en tu vida?». Para muchas, la respuesta puede ser «no», especialmente a medida que la socialización se transforma en una tarea costosa, aunque importante para nosotros.

«Antes de la pandemia, mi calendario social era donde me llevara el viento», ha expresado Leeds. Ahora añade que es casi como obligarse a ir al gimnasio pensando «esto es bueno para mí, es importante para tener un estilo de vida sano y equilibrado».