“Mi negocio se basa en Twitter. Ahora estoy en las manos de Musk”

Maxime Dupré es desarrollador independiente. A comienzos de este año, Birdy, una de sus creaciones, fue aupado como producto del día en la conocida web Product Hunt, donde se listan y se votan propuestas de software y servicios nuevos. En apenas un mes, Dupré ya facturaba una buena cantidad de ingresos con un SaaS cuyo código había picado él solo desde su casa. Solo había un problema, Birdy era un servicio enfocado en Twitter.

En concreto, Birdy permitía que cualquier usuario de Twitter pudiera hacer test A/B con la foto o el texto de su perfil, una opción encarada hacia empresas, creadores, influencers y profesionales que quieren ganar más seguidores en la red social propiedad de Elon Musk.

Contaba con una versión de pago con funcionalidades extra que era de la que de Dupré obtenía beneficios. A estas alturas ya habrás adivinado lo que pasó después. Elon Musk cambió de un plumazo las políticas de acceso a la API de Twitter y Birdy pasó de ser un producto rentable a no valer nada.

El pasado 8 de abril, Dupré publicaba en Twitter que tiraba la toalla. No podía afrontar el pago de la nueva API cuyo coste asciende a 42.000 dólares al mes y, la otra opción de acceso de pago, con un coste de 100 dólares —ofrecida por Musk como accesible para casi cualquiera—, no daba para cumplir con lo que la aplicación necesitaba. Por supuesto, la opción gratuita se le quedaba aún más corta.

La situación del producto de Dupré es la que han vivido desde que Musk llegó al frente de Twitter tanto desarrolladores independientes como pequeños y grandes creadores, además de empresas en sí mismas. De hecho, las primeras en sufrir los cambios de un día para otro fueron clientes de terceros tan extensamente usados como lo es TweetBot.

El reguero de cambios que ha habido en la plataforma, ya no solo en lo que respecta a su API, sino también a su algoritmo de recomendación —el cual ha cambiado desde que fuera liberado, según se puede ver en Github— y, por lo tanto, el alcance de muchas cuentas, también se han visto afectadas.

“Es como estar jugando a un juego donde cada cierto tiempo cambian las reglas. Podría ser divertido, salvo porque en juego también está nuestro negocio”

En Hipertextual hemos hablado con creadores y emprendedores hispanohablantes cuyos negocios pivotan o se basan de manera importante en Twitter. O, al menos, lo hacían. Esto es lo que nos han contado sobre estar expuestos a los cambios de Elon.

“Twitter nos encanta, pero hay que mirar otras opciones”

Carla Díaz, conocida en redes como Carla con WiFi, se dedica al mundo del comercio electrónico y a crear contenido sobre nomadismo digital y emprendimiento.

El perfil en Twitter cuenta con más de 255.000 seguidores, tras crecer con fuerza a lo largo de los últimos dos años. A través de esta red social promociona sus contenidos y productos de pago que lanza. Y eso que no era una red en la que viera mucho sentido de negocio al principio. «Inicialmente, no era parte de la estrategia, sin embargo, ahora es un porcentaje relevante de las interacciones de mi proyecto. Es una red muy viral y masiva, donde las personas están dispuestas a salirse de la app a leer más información o registrarse en otras cosas».

Mario Armenta es el cofundador de Publisuites, un portal de compra y venta de marketing de contenidos que vendió al grupo Prensa Ibérica. Desde entonces, este emprendedor español se ha dedicado a seguir montando distintos negocios online movido muchas veces también por experimentar.

Uno de ellos es The Open Projects (TOP), una newsletter premium que envía a sus suscriptores 3 ideas de negocios digitales cada semana para inspirarles y promover ideas.

Tanto Armenta, como su socio y coautor de TOP, Daniel Peris, contaban con perfiles activos en Twitter, y por eso fue su principal vía de captación inicial.

«Para el proyecto Twitter es muy importante porque nos ayudó con el lanzamiento y es nuestra fuente principal de captación de suscriptores actualmente», explica. «Conseguimos 130 suscriptores de pago la primera semana, y todo provenía la audiencia con la que ya contábamos».

Nuestro último invitado juega a la par la posición de analista y creador con intereses en Twitter. Mauricio Cabrera, alias Maca, es el creador de Juanfútbol, un portal deportivo mexicano y de StoryBaker, un hub de análisis en torno a la intersección de la industria mediática, las redes sociales y los creadores de contenido.

En su caso, Maca inició su andadura en Twitter, desde donde captaba suscriptores para sus newsletters, pero de primeras resume que se ha ido desligando de la red social y que ahora mismo su mayor vía de captación viene desde una plataforma que en los últimos meses se ha citado entre sus rivales.

«Twitter tiene actualmente una importancia media para mí. Al comienzo sí que fue importante, pero ahora ya no lo es tanto. Substack se ha convertido por sí sola en mi mayor herramienta de difusión y captación y, por otro lado, también estoy probando las opciones de newsletters y contenido que ofrece LinkedIn», nos explica.

Pagar por Twitter Blue y/o protegerse de los cambios de Musk

Ante este contexto, todos los creadores consultados por Hipertextual han ido adaptando su estrategia, aunque sin notar por ahora grandes cambios.

Carla Díaz nos explica en referencia a los cambios de Musk que “al principio me estresaba un poco; sin embargo, siento que ha sido relativamente igual. Personalmente, creo que ha habido mucho ruido alrededor de la llegada de Musk, es como una rivalidad entre amantes y haters de él (no me considero ninguno de los dos) y eso se percibe como algo más raro, pero realmente no ha cambiado tanto como se decía que iba a afectar”.

Por su parte, Armenta nos dice que han notado que los tuits publicados con enlaces cada vez les iban funcionando peor, así que optaron por crearle una cuenta de Twitter al proyecto para poder mencionarlo de forma más libre. También, han tirado de ingenio para adaptarse a la nueva situación y los cambios en el algoritmo y el feed de la pestaña ‘Para ti’, que ahora recomienda muchos más tuits de personas a las que no siguen los usuarios:

“Creamos una extensión para Chrome llamada «Make Twitter Great Again». Lo que hace esta extensión es que puedes marcar directamente los tweets como que no te interesan y no te vuelven a aparecer, te limpia el timeline. A esta extensión le hemos añadido publicidad de TOP y la hemos promocionado entre el público emprendedor/maker en Product Hunt”, cuenta Armenta.

Otro de los pasos que se han visto obligados a tomar es decidir si contratar Twitter Blue o no. Tanto Díaz como Armenta se han suscrito, pero dice que no han notado ningún cambio mayor en su alcance hasta ahora, ni tampoco sacan mayor provecho de las otras funciones.

Por su parte, Mauricio Cabrera, quien por ahora no se ha suscrito aunque no lo descarta, cuenta que le parece buena idea que se implementen medidas de verificación, “pero que si esta viene de la mano de un pago económico, debería traer mayor cantidad de beneficios y funcionalidades para el creador, tanto para sus contenidos como para su monetización”, opina.

Cabe recordar que ahora mismo Twitter Blue, además del famoso check, que está funcionando más como elemento de señalamiento que de verificación, apenas trae una serie de pequeñas mejoras como la posibilidad de editar tuits, escribir con mayor extensión o poder archivar los tuits guardados en carpetas. Algo a lo que se supone que se ha sumado una mayor exposición y más alcance, pero que de momento nuestros testimonios no han visto reflejado. Quizá, porque lo que sí que puede haber hecho Twitter es reducir el alcance orgánico a las cuentas que no estén pagando.

Maca cree que “de todas las redes sociales, Twitter ha sido siempre la que menos posibilidades de monetización ha dado al creador. En parte porque el vídeo y la imagen —YouTube o Instagram— se presta más a los anuncios que el texto. Entonces, si ahora se da esta posibilidad de pagar, debería ser a cambio de algunos beneficios reales”.

Adaptarse, cambiar, o morir entre miles de followers

Sobre cómo actuar ante una situación así, en la que parte de la captación de su negocio se ha visto afectada o puede estar pendiente de cambios futuros, los tres coinciden: lo más importante es diversificar e intentar siempre tener un acceso directo a la audiencia.

Cabrera lo tiene claro. “Como creador o marca puedes estar en Twitter, en TikTok, donde quieras, pero debes tener la data (el e-mail) de relación con tus suscriptores lo más controlados posible. Estamos transitando de la era de las grandes redes sociales a la era de las comunidades, y ahí poder llevar a cierta audiencia a otros terrenos de mayor confianza como una newsletter o un servidor de Discord puede ser beneficioso”, dice el analista de contenidos.

Por su parte, Carla Díaz incide en que “al fin y al cabo las redes sociales son “gratuitas” para nosotros y muchos estamos ganando dinero con ellas, están en constantes cambios y es fundamental adaptarnos si queremos seguir dedicándonos a esto. Al principio me molestó la idea de Twitter Blue, pues me indignó que nos cobraran a los creadores (al fin y al cabo la app tiene tráfico gracias a los que crean contenido en ellas), pero por los vientos que soplan esta será la nueva normalidad”, señala.

“Creo que es más importante que nunca el hecho de buscar otras opciones. Construir comunidades en distintas redes, armar una newsletter y buscar una manera de contactar directamente con tu comunidad. Así tendrás más control de tu negocio como creador de contenido y podrás prepararte mejor para futuros cambios”, prosigue la venezolana.

Para echar el cierre, Mario Armenta lanza un mensaje de ánimo para aquellos que se hayan visto expuestos ante estos cambios, “que seguramente seguirán viniendo en otras redes”.

“Intento recomendar siempre hacer ruido y hacer cosas. ¿Qué quiero decir esto? A que la mayoría no publican lo que hacen en sus redes sociales, pero esperan que el resto les sigan/compren/se suscriban a sus newsletters… Hay que publicar a diario, hay que crear herramientas para la comunidad de forma altruista, dar para luego recibir y hay que relacionarse, las redes sociales están para eso, no solo para hacer spam”, señala.