Conocemos Kuartango Lab, el semillero de empresas y coworking de Álava que aúna vida rural e innovación

El mundo rural y la innovación no están reñidos, sino que cada vez son más los emprendedores que buscan salir de su zona de confort y las ciudades para montar su modelo de negocio ante la dificultad de encontrar espacios en las grandes ciudades, sobre todo por los precios de los alquileres de locales. Por ello se ha girado la mirada a la zona rural, donde se están empezando a poner en marcha proyectos nuevos e innovadores para aunar eso precisamente, vida rural e innovación.

Con este objetivo nace Kuartango Lab en el edificio que ocupaba el antiguo balneario, que «en su momento hizo que el valle creciera y prosperara, incluso llegando a traer la vía del tren hasta aquí por la gran cantidad de gente que se acercaba», ha indicado la alcaldesa Miren Meabe. Tras su cierre definitivo se convirtió en el seminario-colegio de los salesiano y a partir de ahí el edificio quedó cerrado hasta llegar a estar en semi-ruina, fue entonces cuando «desde el Ayuntamiento se pusieron en marcha unos procesos participativos con un doble objetivo, por un lado potenciar la cultura en los entornos rurales y por el otro utilizar el edificio como semillero de empresas para asentar y atraer población a través de temas empresariales», ha indicado Iván del Caz de la empresa BIKOnsulting y coordinador de Kuartango Lab, junto a su socio Javier Goikoetxea.

El edificio buscaba entonces un triple objetivo; «reactivar el valle de Kuartango, impulsar el edificio como centro con vocación internacional en innovación y favorecer el equilibrio territorial», explicaba Meabe. Objetivos que se empezaron a cubrir a partir del 2014 con la llegada de las primeras empresas, de conservas ecológicas y la sidrería, pero no fue hasta septiembre-octubre de 2021 cuando el edificio, tras rehabilitar el espacio de las aulas donde se ubican actualmente las oficinas de las empresas, se ha transformado en un gran semillero de empresas y en uno de los mayores centros de innovación para atraer talento, generar oportunidades de negocio y acoger eventos como la gran Kdada rural, que ya es referente entre las empresas para crear sinergias y ver nuevas oportunidades y opciones que vamos a poder encontrar en el mercado.

5.000 metros cuadrados y tres alturas «en las que se empezó a gestar el espíritu Kuartango que surgió con un encuentro que hicimos con más de 30 agentes del mundo rural, en el que surgieron ideas basadas muchas de ellas en la colaboración y cómo hacer esas sinergias, no sólo entre las empresas que se instalen en Kuartango Lab, sino con empresas externas de todo el territorio nacional, a la vez de servir como atracción de nuevas iniciativas», ha indicado del caz.

Además el proyecto sigue en pleno crecimiento y expansión, ya cuenta con 12 empresas en sus instalaciones, y dentro de «abierto por obras» se está trabajando en un coliving de passivhaus para buscar la eficiencia energética, «en el que queremos crear viviendas comunitarias en el ala sur del edificio, bien para las personas del pueblo que quieran independizarse y nos están demandando esa necesidad de vivienda o para los empresarios que establezcan su empresa y modelo de negocio en Kuartango Lab», ha explicado la alcaldesa, Miren Meabe.

Caostura, Uzanza y realidad virtual

En estos momentos son 12 las empresas instaladas en el antiguo edificio del balneario de Kuartango. Empresas que han logrado formar una pequeña gran familia que se retroalimenta unas de otras, dentro de una actividad cultural emergente que tiene su foco y punto de referencia en Kuartango Lab. Caostura de Sandra Soler y la editorial Uzanza de María Santórum fueron dos de las primeras en instalarse y ambas coinicden en que «fue la mejor decisión que tomamos, porque por una lado no encontrábamos espacios asequibles en el que instalarnos y por el otro nos hemos encontrado con más empresarios para retroalimentarnos de ideas innovadoras con unas vistas inmejorables.

Asier Rohde, de la Asociación AHUK ha sido uno de los últimos en llegar, pero ya desde hace un año se ha asentado con el objetivo de «intentar acercar la tecnología al medio rural». Todo ello desde el movimiento maker, ya que como él mismo dice, «la innovación y tecnología no está reñida con el mundo rural, sino todo lo contrario».

Jon Dos Santos