Pájaros en la cabeza

Vienen y van.

Como las golondrinas del poema de Gustavo Adolfo Becquer.

Pero este artículo no va de pájaros, va de fantasías, de ideas, y de imaginación.

Cuando alguien menciona pájaros para referirse a ellas, a mi me suena un poco despectivo. Es como “ya está este con sus ideas irrealizables perdiendo el tiempo como de costumbre”.

Y yo me niego. La mente tiene que volar y tú puedes ayudar a despegar a la tuya.

Creo que ya de niños debemos empezar a trabajar esa parte del cerebro.

Estas son las técnicas que a mi me funcionan para que llegue la inspiración.

1.- Aburrirme.

Ultimamente no puedo practicarla mucho. No sé por qué me he hecho hiperactivo, total que no puedo estar parado incluso a veces ni haciendo ni una sola cosa a la vez.

De niño sí recuerdo momentos de aburrimiento en los que a los pocos minutos mi mente volaba como el Ave Fénix de la foto de arriba y era una experiencia mágica.

Los juguetes cobraban vida.

Y de un escenario a otro iba saltando y creando mundos de los que me arrepiento de no haber descrito

2.- Leer.

Últimamente estoy leyendo mucho pero de una forma poco productiva para la creatividad.

Me explico.

No consigo encontrar tiempo para leer libros de ficción y son las historias lo que pone a mis sesos a brincar.

Estoy en una periodo de hipercrecimiento en el que es necesario absorber conocimientos como una esponja. La forma que mejor funciona conmigo es la lectura. Es la que me lleva a reflexionar y de ahí a la memoria.

Pero la lectura de ficción me lleva mucho más lejos, a los mundos infinitos.

Y ahí está el destino para crear algo nuevo.

Me ayuda la sombra de una palmera y una hamaca en un rincón de Galicia que tengo controlado y escuchar Arias interpretadas por Maria Callas o la Caballé. Disparan la producción de irrealidades tan provechosas que nunca sabes cuando se van a presentar para ayudarte.

3.- Desconectarme.

Me gusta mucho caminar solo, por el monte. Qué bien y qué mal nos hizo “El Hombre y la Tierra” del inigualable Doctor Rodríguez de la Fuente, Don Félix.

Algunos nos creemos exploradores y que vamos a visualizar gamos, corzos, ciervos y mi sueño, el lobo en libertad. Vez huellas y deposiciones con los pelos del corzo y sabes que están cerca. Quizá rondándote pero no se dejan ver.

He visto corzos, ciervos, jabalís como rinocerontes y un tejón muerto. Pero lobo nunca.

Pero mis paseos de explorador tienen un problema.

Soy un adicto a los Podcasts. De economía, emprendimiento, actualidad, política, música, literatura, historia y economía. Y estos impiden que entren pensamientos y fantasías. Son como un tapón que cierra el flujo de las ideas.

El ejercicio físico excita a las neuronas, al menos a mí. Y esas neuronas excitadas se aceleran para dar rienda suelta a las ideas. Y ahí están las soluciones, las explicaciones, las causas aclaradas, los perdones no concedidos, los amores idealizados, los mundos fantasiosos, los castillos con fantasmas y los mundos de algodón.

La música no cierra tanto la puerta como los Podcasts puesto que no requiere tal nivel de atención y concentración como los segundos.

Camina mucho, sube y baja montañas pero escucha que ocurre a tu alrededor atiende a las señales y a las visualizaciones que proyecta tu mente.

Te deseo un periodo de ideas provechosas que anulen a las destructivas.

Ya va quedando menos para saltar de año.

¿Saltamos juntos?

¿Alguna técnica que uses tú para producir ideas?

Sixto Arias